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A LA INTEMPERIE

A LA INTEMPERIE

A LA INTEMPERIE

BARRO

01/01/2023 por Fernando Valbuena

Barro, la estrella. Barro, las estrellas. Estrellas tontorronas que titilan, como en los versos, colgadas de un hilito de barro. Aquí todo es barro. Solo barro. Barro, la estrella que va a Belén. Barro, la bóveda celeste y, mañana, barro será el sol. Barro, sus rayos. Barro, esta noche, sobre nuestros corazones, la luna. Barro, el ángel que anunció a María…

Barro, el vendedor de belenes. Barro, su tenderete. Barro, los botijos, las tinajas y barro, también, las sardinas y las sartenes. Barro, los ojos del niño que mira atónito cuanto tiene ante él. Barro, las ilusiones que le rondan. Barro, de su madre la ternura. Barro, los niños con los que alborota.

Barro, la posada. Barro, la cal de sus paredes. Y, en el mercado, barro, la manteca y los jamones. Barro, el pan que comemos. Y, en el telar, la hilandera. Y, en la huerta, el hortelano. Y, junto a las gallinas, la recovera. Barro, la castañera, las castañas y hasta el fuego en que se asan. Barro, el sudor y las lágrimas de las gentes que pasan y sueñan. Barro, los canastillos de las lavanderas, la ropa tendida y los peces que beben en el río. Barro, los trinos de los pájaros y hasta el rumor de la corriente.

Barro, los pastores que duermen y el ángel que les despierta y hasta el árbol del que cuelga. Barro en sus alas rotas. Barro, la tramoya de cuanto ocurre y ocurrirá. Barro, el carnero, las ovejas y los corderos. Barro, el cerdo y sus andares. Barro, la zamarra de lana, el vino de la bota y el humo que danza sobre la hoguera. Barro, el pellejo de las panderetas. Barro, la copla que cantan. Barro en el camino que lleva a Belén, “pobre del carretero que va en el carro…”

Barro, la gruta y el pesebre. Barro, el burro. Barro, el buey y el cuerno que le falta. Barro, la intemperie. Barro, las fauces oscuras de la noche, la madre parida y el padre en pie. Barro, el arito del santo y el peine de plata fina. Barro, el aliento cálido de los animales. Barro, las manos del niño que quita y pone pastorcillos junto al recién nacido. Barro, el perro y sus ladridos.

Barro, Herodes. Barro, su palacio. Barro, la espada del centurión y la pluma de quien esto escribe. Barro, el poder del tirano. La tropa y la canalla. El puñal del asesino. Los niños degollados en el vientre de su madre. La sangre derramada y la carne del pudridero. Barro, las cenizas de nuestros muertos…

Barro, los reyes magos. Barro, las barbas que les cuelgan. Barro, el oro. Barro, el incienso. Barro, la mirra y hasta el queso de Idiazábal que, siendo gloria bendita, es también barro. Barro, los discos de Elvis y hasta las mariquillas que Joselito colgó del pecho de la Esperanza Macarena. Barro, la sabiduría del sabio y hasta, con ser mucho, el valor de los toreros. Barro, la virtud y el pecado. Barro, Oriente y Occidente. Barro, todo lo de este mundo, todo lo que nuestros ojos pueden ver y todo lo que no, todo lo que podemos imaginar y todo lo que no.

Barro, las pirámides. El faraón y sus muchos esclavos. De la carne los placeres y los tormentos. La huida y el miedo. El hambre y el llanto. Barro, las monedas del usurero. El gordo y la pedrea. Barro, la soberbia. Barro, el bastón de mando y el fajín de general. Barro, el templo y sus sacerdotes. Barro, la humildad. Barro, la madera del carpintero y el niño que crece y pronto será hombre; el niño que, cuando sea hombre, colgará –coronado de espinas- de un madero de barro.

De barro estamos hechos los hombres y aún la libertad. Solo barro. Solo barro en las manos tibias del alfarero. Solo Él, más allá del barro… ¡Solo por Él el barro alienta! Gloria in excelsis Deo (y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad).

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